lunes, 21 de enero de 2013

CAPÍTULO CUATRO CÓMO LLEGUE AL MUNDO DE LA RADIESTESIA Y LAS “ENERGÍAS”. La mayor parte de mi vida se ha desarrollado en contacto con la naturaleza, nací en un pueblecito de la provincia de Segovia hace 53 años un caluroso día de agosto. Y allí estuve viviendo con mi familia que se dedicaba a cultivar cereales, hasta los seis años de edad. Desde allí nos trasladamos a vivir al Pinar de Valsain, mi padre se hizo guarda del Patrimonio y vivimos en un paraje dentro del pinar en el que había tres casas de guardas pegadas las unas a las otras en plena naturaleza, sin mas vecinos que las otras dos familias de guardas. Fui conociendo lo que eran los arroyos las fuentes, los árboles, como pinos y robles, algunos animales como las ardillas, los jabalíes, los corzos, los zorros, el gato montés, y aves como las águilas, los búhos, los arrendajos, etc. No íbamos a la escuela al principio, ya que un día a la semana venía en un Land Rover un maestro a enseñarnos cosas, luego comenzamos a bajar andando hasta Revenga, donde estaba la escuela más cercana; bajábamos por la mañana y subíamos al mediodía. La verdad es que nunca me ha gustado estudiar, siempre he sido prácticamente autodidacta en casi todo, nunca pensé en llegar a estos mundos, sin embargo me encuentro cómodo en ellos, con todas mis dudas y desánimos, que afortunadamente poco duran. Me tocó seguir estudiando en Madrid, Buitrago de Lozoya y La Coruña, donde acabé formación profesional de electrónica. Ahí se acabaron todos mis estudios reglados. Trabajé durante muchas temporadas recogiendo fruta, “en la vendimia” en Francia; esto me mantenía en un relativo contacto con la naturaleza. Posteriormente, durante algunos periodos de tiempo, recogía plantas medicinales, las secaba, las tomaba, pensaba en ellas como un medio para “ganarme la vida”, investigaba preparando aguardientes medicinales, aceites medicinales… En un determinado momento se despertaron en mi “ciertas inquietudes espirituales” y eso, unido a las personas que la vida pone en “tu camino”, hizo en cierta forma que comenzase a leer a gigantes espirituales como Ramana Maharshi, Nisargadata Mahajaraj, Rames Balsekar… Realice temporadas de recogida de “boletus edulis” (deliciosa seta que puede encontrarse en los bosques de pinos de la sierra segoviana); era una forma muy agradable de estar en contacto con sitios privilegiados de la naturaleza. Al mismo tiempo, el trabajo físico que se requería era fuerte, llegando a veces casi al límite físicamente… pero recuerdo amaneceres contemplados desde el silencio, colores que arropaban el alma, y otras sensaciones realmente agradables. Un día me vi en una consulta frente a un ser excepcional, una médico que realiza su labor en el campo de la medicina energética, y escuché que mis energías se irían trasformando de forma que llegaría un tiempo cercano en el que no podría realizar todos estos sobreesfuerzos. Me costó trabajo creerlo, es más, no lo aceptaba, una parte mía se reía de esas apreciaciones, pero curiosamente allí comenzó mi entrada en “el mundo de las energías”. Una de las frases que salió de mi en esa entrevista, tan trascendente para mis siguientes tramos de andar en la vida fue: “Siento que quiero estar al otro lado de la mesa”. Con ello me refería a que desde una parte mía algo estaba diciendo que deseaba convertirme en terapeuta, por decirlo de alguna manera. Allí curiosamente tomé, a través de una acertada sugerencia, la decisión de comenzar a estudiar radiestesia, y en poco tiempo me vi en formando parte de grupos de radiestesia. Me metí de lleno en la práctica desde el primer grupo de estudio que realice, y comencé a practicar en la composición de acumuladores energéticos, los cuales consisten en unas determinadas formas que se crean asociando esferas, bolitas de cristal pegadas las unas a las otras, convirtiéndose en preciosas figuras, agradables a la vista y al mismo tiempo, con capacidades de armonización. En los grupos de radiestesia, a veces realizábamos tratamientos de grupo en los que se aunaban las intenciones en potenciar un mismo tratamiento, y generalmente se obtenían resultados más ventajosos que al hacerlos de forma personal. Igualmente, buscábamos nuevas formas o campos vibratorios. Fue componiendo acumuladores energéticos, cuando por primera vez experimente que una forma en la que nunca había pensado llego a mis manos, sentí que esa forma tenía un “cierto poder “o una determinada energía que aportaría fuerzas poderosas en la solución de problemas, que sería capaz de aportar soluciones de armonización, y así fue. Posteriormente aparecieron otras dos formas, éstas ya más buscadas, y como posterior desarrollo de lo que ya había sido conseguido. Una noche, al ver por segunda vez un reportaje sobre el agua, buscando la relación que siempre está en el universo, pude comprobar como en otros países se desarrollan experimentos, a veces arropados por centros científicos oficiales. Pero la coincidencia estaba en las formas, el desarrollo de figuras geométricas y la geometría sagrada siempre presente, siempre a nuestro alcance. Realmente no son de nadie en particular, son pensamientos que afloran a unas u otras mentes que están buscando algo muy parecido. Y de nuevo nace la investigación de toda una cadena de hechos que nunca podríamos explicar, que hacen que observemos algo que tiene una relación con lo que ya hemos hecho, pero con una semilla de múltiples posibles soluciones nuevas… bendiciones llenas de esperanza.

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